Hay gente que no me gusta.
La gente cobarde y envidiosa.
O la gente egoísta, que no es clara con sus afectos e intenciones.
O la gente que se cree el ombligo del mundo, a la que parece que estamos obligados a rendir pleitesía. Porque ellos lo valen...
Tampoco me gusta la gente con la que, al menos aparentemente, todo va bien mientras le bailas el agua. Pero atrévete a decirles que algo que han hecho no ha estado bien... a ver qué pasa. O mejor dicho, a ver qué no pasa, porque en ese mismo instante las cosas dejan de ser como antes.
Hay quienes se llaman amigos tuyos y, efectívamente, algo tuyo les interesa, pero no es precísamente tu amistad. Siguen a tu lado, mostrando hipócritamente su mejor cara a ver qué pueden sacar. Mientras haya algo que ganar.
Otros aparecen, te doran la píldora (vete a saber porqué), te ríen las gracias y te hacen creer que te aprecian, que lo pasan bien hablando o saliendo contigo cuando realmente les importas una mierda. Quizás sólo eres el único disponible. En cuanto aparece otro te dan la patada.
Hay gente a la que siempre debes disculpar hagan lo que hagan. Pero cuidado, que a ti no te pasan ni una. Aunque no hayas hecho nada. Basta que ellos crean que has metido la pata en algo, que se lo diga el vecino o la portera de turno para que les den más credibilidad que a ti. Da igual las veces que los has escuchado incluso sin ganas, las comidas a las que los has invitado a tu casa, las cosas que hayais compartido, las macetas que les hayas plantado o regado, las cortinas que les hayas hecho o los cuadros que tu marido haya colgado en su casa,... No se molestan en preguntar para aclarar las cosas. Dictan sentencia y siempre eres declarado culpable.
Yo ya peino canas, aunque me tiña el pelo y no estén a la vista. Y me he llevado bastantes palos en mi vida, demasiados, por culpa de esas falsas amistades. Y ya no quiero más palos.
Los que de verdad me quieren me dicen que ni me preocupe, que les den por...
Pero cada palo nuevo me duele más que los anteriores.
Porque a estas alturas de mi vida sigo entregando mi amistad y mi cariño sin demasiadas exigencias.
Porque no he sido capaz de desarrollar una armadura contra ese tipo de (mala) gente.
Tal vez sea porque no quiero, porque si lo hiciera me pondría a su altura.
Prefiero ser como soy. Aunque lleve dos días llorando otro desengaño.
¿Sabéis lo que os digo? Que ellos se lo pierden.
11 Comments:
Leti, no sé qué es lo que te ha pasado, pero seguro que ellos no valen ni el tiempo que has dedicado a escribir esta entrada.
Date un homenaje, mírate al espejo, y a tirar pa´lante.
Un abrazo
pues si, yo estoy contigo en esta reflexion.
besitos
Estoy contigo, sufrí un desengaño como el que describes hace unos meses y duele, mucho, pero todo pasa...
Espero que el paso de los días te animen. Muchos besos.
Creo que tu conclusión final "seguir siendo tal y como eres" es una buena forma de terminar tu reflexión.
Por lo que nos cuentas en tu blog y en tu entrada de hoy, tu casa está abierta a todo el mundo, das mucho a todos los que se acercan por tu casa pero desgraciadamente no todo el mundo sabe apreciar eso, muchas personas, no sé muy bien por qué motivo se creen que todo el resto del mundo debe estar a sus pies, que son intocables.
Mucho ánimo y tú sigue tal y como eres.
Besosss
Yo ya ni lloro, seré fría, pero estoy desencantada de la gente. Ánimo. Un beso.
Cómo te entiendo! Los desengaños duelen y mucho, porque, por lo menos yo, me siento de usar y tirar en estos casos. La vida sigue, Leticia, quédate con esas personas que sabes que no te fallarán.
Besos.
Leticia, puedes creer que hoy iba a hacer un post en mi blog diciendo lo que acabas de decir, parece que estamos de bajón...
Qué complicado es estar mal por estos motivos, duelen mucho y no se arreglan con una aspirina.
Estoy cansada de tanta soberbia, de entre los ánimos que estoy tratando de conseguir te mando a tí unos cuantos ok?
Un abrazo
Jo.... pues estamos buenas.... Leticia, yo te digo una cosa muy clara, y bien lo dices tú, ellos se lo pierden.... Y sobre todo, que les den mucho por saco....
Eso si, te entiendo, porque estas cosas duelen, y yo tampoco me acostumbro a que haya gente así....
Así que ahora, a mejorarte, y piensa que la gente así no merece la pena lo más mínimo, y tampoco se merecen tus lágrimas...
Un besazo enorme
Se de lo que hablas, he tenido y tengo amigos así, al principio lo pasaba mal, pero ya me estoy acostumbrando, ahora voy con la coraza a cuestas... sabes lo que te digo… que no merecen una lagrima tuya, que tu vales mucho y los que no valen un duro son ellos y con amigos así, mejor solos.
Besos.
Yo hace mucho que dejé de esforzarme por contentar a los demás, total no hay forma de complacerlos a todos. Al parecer siempre metemos la pata en algo, siempre hay quien tiene una opinión muy fundada sobre uno, sin saber de qué está hablando, siempre hay alguien que dijo, que dice, que asume, que cuenta y le comenta a otro, que dice, que dijo que sabe a ciencia cierta que... en realidad, ni la más mínima idea, pero al parecer, hablar no cuesta nada, así que no. Pasa de todos, menos de ti y de los que sepas a ciencia cierta que no quieren nada de ti, excepto tu compañía. Nadie es perfecto, pero tonterías, las justas. Un abrazo.
Cómo te entiendo, lo mejor es olvidarse de ellos, pero eso no implica que te deje de doler.
Post a Comment