La primavera de 2006, justo un año después de venirnos a vivir a Sevilla, fué especialmente mala para Luis y para mí. Sufrimos un fortísimo varapalo que nos llevó a un estado depresivo diario, por no decir algo mucho más fuerte. Fueron momentos duros, durísimos, sobre todo para Luis. Y no es que a mí me afectara menos sino que, sencillamente, no podíamos permitirnos venirnos abajo los dos a la vez. Así que me tocó ser el lado fuerte.
Mi hermano Mariano y mi cuñada Ana nos veían cada día más tristes y abatidos, sin levantar cabeza. Sabían que había que distraernos. El caso era buscarnos algo que hacer. Algo que nos llevara muchas horas de dedicación y nos tuviera la cabeza ocupada... para alejar de ella los malos pensamientos que nos rondaban.
Luis ya tenía terminado el taller, así que se les ocurrió una idea. Un buen día llegaron y nos dijeron: ¿Por qué no le hacéis una casa de muñecas a las niñas?
Al principio lo vimos como una locura. Algo muy complicado, todo tan pequeño... ¡si no teníamos ni idea de cómo empezar! Pero poco a poco la idea fue tomando cuerpo. Nos metimos en internet, vimos modelos y medidas,... y casi sin darnos cuenta, ya lo habíamos decidido.
Nadie puede imaginar lo que supuso esa casita para nosotros. Cuantas horas, días, semanas, pasamos los dos en el taller, durante todo el verano, planificando e imaginando primero y construyendo, amueblando y decorando después. ¡Que calores pasamos! Sangre, sudor y lágrimas... nunca mejor dicho. Todo se mezclaba en esa estructura de madera que poco a poco iba tomando forma. Y a la vez que la casita crecía, la ilusión con que la hacíamos iba sustituyendo algunas penas en nuestros pensamientos.
Ahora la casita de muñecas es nuestra pequeña joya. Forma parte del Chaleti. De hecho, a veces pienso que, en parte gracias a ella, todavía estamos aquí. Y mis sobrinas lo intuyen. No hay más que ver con qué cuidado la tratan cuando juegan con ella.
Estas son unas fotos de la fase de construcción (el resultado final lo dejo para otra entrada, por aquello de mantener el suspense...).
8 Comments:
Cierto! buscarse algo que te distraiga es una buena terapia que suele funcionar para levantar el ánimo y salir de situaciones negativas.
Estoy deseando ver el resultado, es decir, la casita terminada.
Muchos besos.
Por lo que nos dejas ver yo creo que va a quedar preciosa.
El cambio del blog tambien me gusta.
Besos
Muy buena idea lo de la casa de muñecas, cuando uno está mal, hay que entretenerse, es lo mejor que se puede hacer.
Un abrazo
Guuuuuuaaaaaaaaaaaaauuuu!! Que pasada.... lo que os admiro a todos los que sois capaces de hacer cosas así... porque soy totalmente nula para esas cosas...
Eso es verdad, en momentos malos, siempre es bueno tener la cabeza entretenida en algo
Besotes
Ha quedado preciosa, espero que pongas pronto las fotitos para que los demás las puedan disfrutar también. Besos.
¿Y lo bonita que es? :) nos encanta jugar con las muñecas en la casita!
Muchos besos:
Isa y las peques :)
Suspense hasta mañana... que tan mala no soy.
Por cierto, Isa y las peques son mis sobrinitas... las beneficiarias de la casita. ¡Qué ilusión!
Cuando se esta baja de animo, lo mejor que hay es distraerse en cualquier cosa y ustedes escogisteis la mejor, tuvo que quedar preciosa…mañana la veré.
Un beso.
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